19.4.06

Nadie puede querer a Carmona entera

A mí me gustaría saber en qué consiste realmente sentirse orgulloso de "su pueblo". Serrano siempre ha detestado los rancios nacionalismos carmonenses, vengan de donde vengan: PP, PSOE o IU. Quien habla en abstracto diciendo que "quiere" a Carmona o miente o se está refiriendo a una parte suya particula de su vida vivida en Carmona, que nada tiene que ver con amar a Carmona. Querer a Carmona y a todos los carmonenses es imposible. No hay ser humano que tenga tanto amor.

A propósito de este tema, Serrano escribió hace unos meses:

Puñetera sinergia.
Andaba buscando un buen libro sobre la Guerra Civil. Me recomendaron “El laberinto español” de Gerald Brenan, un análisis brillante y minucioso de los antecedentes y las causas del terrible conflicto de 1936 – 1939. En él este autor inglés pone como ejemplo de ciudad o pueblo andaluz a Carmona, con 22000 habitantes en aquella época, finales de los 20 o principio de los 30. Su primera impresión ante este pueblo (así lo denominó) fue de decadencia o estancamiento. En Carmona había unas pocas tiendas miserables, donde se vendía lo estrictamente indispensable para la vida; una o dos pequeñas industrias –jabón, esteras de esparto, alfarerías y molinos de aceite – que empleaban en total alrededor de 200 hombres; las casonas y palacios de los terratenientes ausentes, cayéndose a pedazos; luego unas pocas familias burguesas, guardas de los cortijos o labradores que los llevan en renta, y que residen aquí porque sus intereses les obligan a ello. De ochocientas a mil doscientas familias, en su mayoría pobres, que poseen un poco de terreno, o lo cultivan en arriendo, o tienen algún empleo fijo. Y, finalmente, el proletariado sin tierra. Tres cuartas partes de la población consistente en estos hombres con sus familias, que son contratados por un día, por mes o por la temporada (siega, escarda, recogida de la aceituna, etc) por los aperadores de los cortijos o los labradores arrendatarios. Estos jornaleros pasaban más de seis meses al año parados. Y concluye Brenan: “Cuanto más de cerca se examina la situación en esta zona de latifundios, más terrible y repugnante se la encuentra”.

Con este Laberinto he confirmado mi denuncia: Carmona la han disfrutado unos pocos. Pienso, como ya escribí, que el verdadero patrimonio de nuestra localidad son la mayoría de sus gentes. De ayer y de hoy. No solo las selectas “personalidades” que escribieron o escriben la Historia. Si el presente siempre ha sido de unos pocos, el pasado colectivo de Carmona debe ser hoy de todos y merece una interpretación verdadera desde la Administración. Admirar, sin más, las casas palacios, las mismas de las que habla Brenan, es admirar la opresión de muchos de nuestros antepasados a lo largo de siglos y siglos. La mayor parte de los habitantes de este lugar ha vivido arrastrado por la vorágine de un presente de miseria y opresión. Esta es la Carmona de los Congresos de Historia y la que visitan miles de turistas. No sé que puñetera sinergia institucional nos está llevando a los miles de herederos de aquel “proletariado sin tierra” a presumir de un nacionalismo local impropio del conflicto de clase eterno. Pero es la misma sinergia que lleva a los comunistas a dar más brillo que nadie a las fiestas de la Novena a la Virgen, la Semana Santa, el Corpus...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Conociendo la Historia de nuestro pueblo y otros tantos, creo que el presente debía ser mejor de lo que es. Pero no hemos avanzado demasiado para los cambios sociales, económicos, políticos y los avances técnicos que nos ha ido brindando el paso de los años.
Pero no hay que anclarse en el pasado, lamentándonos del mismo; tampoco vanagloriarse.
Miremos con optimismo el futuro. Como dice la canción "es mejor caminar, que parar y ponerse a temblar".
Salu2; Ana

Edwin dijo...

si cambias carmona por cualquier lugar de aqui, es la misma historia. La miseria es congenita en el alma de la humanidad. Buen comentario de Ana, especialmente el final.-