Como todas las noches de verano, anoche me quedé dormido delante del televisor, atiborrado de cerveza. Ya sabéis que bebo para olvidar, para olvidar a Martín Recio. No puedo evitar sentir animadversión hacia su devoción por lo sacro. Tuve un sueño raro, raro, raro.
Yo había sido durante muchos años concejal y dirigente del PPLM (Partido Por La Mitad) en mi pueblo. No gobernábamos, pero era culpa del líder del IUE (Iluminados, Únicos y Eternos) dirigente de Abajo que se unía al partido de Arriba de toda la vida, al PPP (Partido de los Pijos del Pueblo). Por esta razón, sin mandar en el Pueblo nadie nos hacía sombra en el PPLM. Por eso y porque los militantes del Partido por la Mitad eran fácilmente manipulables debido a su pésima información.
Un día, resultado de un cúmulo de despropósitos y malas gestiones de mis compañeros y de mí mismo en el seno del PPLM - al ser un sueño qué importa que lo reconozca-, llegó lo inesperado. Nos pegamos un batacazo en las elecciones municipales. EL PPLM pasó a tener la mitad de los concejales. Las urnas nos dieron una bofetada y nos dejó “la manita” señalada. Una catástrofe. Un deshonor para los Mitadistas del Pueblo que en otras épocas saborearon la mayoría absoluta.
Mis amigos y yo mismo dimitimos como concejales. El marrón debía ser digerido por otros estómagos. Faltaría más. Cualquiera soportaba el triunfalismo de nuestro rival de toda la vida, el Alcalde por tercera vez consecutiva, y los aires de grandeza de los concejales Iluminados, Únicos y Eternos (sobre todo alguna sí que es eterna en el sillón del salón de Plenos).
Y hasta renunciamos a nuestro alto mando en el PPLM. Pero pasó el tiempo y al año siguiente, cuando nuestro partido convocó asamblea para elegir nuevo Secretario General, me presenté. Recuerdo mis palabras a los compañeros “mitadistas”: “La unidad del Partido es lo más importante. Es la primera premisa para recuperar la credibilidad ante los paisanos. Y esa unidad, compañeros, quiero que sepáis que hemos sido mis amigos de toda la vida y yo quienes la hemos roto. Porque ¿de qué sirve una unidad en el Partido Por La Mitad si no mandamos mis amigos de toda la vida y yo?. Os responderé: de nada, no sirve de nada”. Aplausos, aplausos, aplausos… Y me desperté. Supongo que gané. Tenía todas las de ganar.
Posdata: Amistad: Afecto personal, puro y desinteresado, ordinariamente recíproco, que nace y se fortalece con el trato.
Aclaración: cualquier parecido entre la realidad y mi sueño es pura casualidad.
ESTO LO ARREGLABA YO EN DOS DÍAS
Hace 6 días
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