13.11.03

Adhesiones.

Los españoles están contentos con Leticia, eso dicen. ¿Hipocresía parlamentaria? Expertos periodistas señalan que la elección de Felipe de Borbón, “una mujer trabajadora, independiente y con iniciativa”, demuestra que la Monarquía se ha modernizado. Yo digo que no: modernidad es antítesis de Monarquía. El único avance posible de la Monarquía es su desaparición.

Esta semana hojeo el libro “El advenimiento de la República”. Sí, Leticia y Josep Pla ; Monarquía rosa junto a República asesinada. Cuenta el escritor catalán en su crónica de Madrid durante los primeros meses de República que “tras el anuncio de la caída del poder en manos del Gobierno Provisional, republicano, el Pueblo se apresura a destruir y esconder los símbolos monárquicos”. Ocurre en toda servidumbre del “miedo a señalarse”. Viva la Monarquía, viva la República.

Un partido de izquierdas en Carmona mantiene liderazgos sustentados en el “miedo” a no conseguir lo que se pretende o a perder lo que se tiene de sus militantes (necesidad o avaricia). Cuando sus dirigentes se alejen del poder la servidumbre militante correrá a destruir y esconder toda posible prueba de antigua adhesión a los caídos, les quitarán hasta el saludo y se preparará para el advenimiento de los nuevos poderosos, con los que “siempre en el fondo han estado”. Muchos seres humanos no entienden más que de su fuerte tendencia a maximizar su dicha y su bienestar subjetivos, en detrimento, si es necesario, de sus congéneres. Y gran parte de la militancia partidista está compuesta de seres humanos.

En cambio, todavía hay “unas pocas personas” en el interior de ese partido que combinan su deseo de bienestar físico propio con la búsqueda de la realización material de su ideología. Aquí las adhesiones al proyecto o grupo no están condicionadas a la cercanía del poder. Cuanto más se alejan del poder más persisten “estas pocas personas” en la consecución de sus objetivos colectivos, objetivos que por ser de alguna manera ajenos a ellos mismos no dependen ni del miedo, ni de la necesidad individual, ni de la avaricia. Siempre seré de estas personas. Conozco a algunas. Son pocas. Escribiré en su favor.

Respuesta a la carta que me dirigieron hace quinde días: “Vale, a lo mejor me lo merezco. Bueno, pero mi voz no te la vendo. Puerta. Y lo que opinen de nosotros, léeme los labios: yo no estoy en venta” Alejandro Sanz.

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