2.10.03

Héroes de Salamina.

Otro fin de semana de acción. Coges el coche, te acercas al video club y, como siempre llegas a última hora, pillas la pelí que te hayan dejado los demás cinéfilos. La inmensa mayoría de éstos prefieren a Jean-Claude Van Damme y mendas de ese estilo. A mí, como intelectual que soy, me entretienen más las de Van Damme y mendas de ese estilo. Sólo quedan en las estanterías miles de estuches con sus tarjetitas: “alquilada, alquilada, alquilada”. Pero lo que te dicen realmente es: “alquilada, gilipollas. Ven antes o resérvala”. Quedan esas películas que “nos hacen pensar”. Y yo lo que quiero es no pensar en nada. En fin, que ante la alternativa de la película “que te hace pensar” o el macroespectáculo de José Luis Moreno “que te hace dormir” este fin de semana me decidí por “Soldados de Salamina”, de David Trueba. Bueno, nada del otro mundo. Una película que recrea un episodio verídico de la vida del escritor y político falangista Rafael Sánchez Mazas, fusilado en Gerona (que no muerto), junto a otros cincuenta prisioneros, cuando la Guerra Civil tocaba a su fin. No es una gran película, pero a mí particularmente me hizo llegar a una importante conclusión: los verdaderos héroes son aquellas personas que se enfrentan a la vida con actitud decente: con honestidad, justicia, dignidad y modestia.
Sigue asegurando Montaño que las causas de la grave crisis electoral del PSOE han sido: 1) deficiente oposición en el Ayuntamiento, 2) perfil inadecuado del candidato y 3) existencia de un grupo de críticos que rompieron el partido. Las dos primeras (con sus matices) son. Sin embargo, la tercera no es la causa en sí, sino más bien el efecto interno de la causa por la que el electorado se ha alejado del PSOE: la desastrosa andadura política de la agrupación socialista desde hace años. Claro que la creación (natural ante las circunstancias) de un grupo disidente ha hecho fijarse al electorado (más aun) en el estancamiento, en todos los sentidos, del PSOE en Carmona. Pero es que los dirigentes locales no quieren facilitar el cambio tranquilo, no quieren entender que a muchos compañeros “se les pasó el arroz”. Y una militancia activa debe dinamizar el interior de los partidos anquilosados. Luego, señalar la ruptura del partido (provocada, según Montaño, por los “disidentes”) es hacer una lectura personalmente interesada de las causas reales de la debacle. Montaño está diciendo que cuando las cosas marchan mal la militancia ha de permanecer inerte mientras “el aparato” no diga lo contrario. (En la jerga política, que el que se mueve no sale en la foto).
Los motivos objetivos de la crisis socialista no son otros que 1) la deficiente oposición (una horrible propaganda negativa, una desacertada crítica insultante, una carencia de propuestas válidas), 2) el intempestivo perfil del candidato, Balboa, (cuando Carmona reclamaba renovación, e incluso Martín Recio hablaba de ella en IU, el sanedrín apuesta por un alcalde de 1979) y 3) la aparición de un partido muerto, alejado de la sociedad (imposible de acercar incluso con una oficina –pantomima- del ciudadano en el Paseo del Estatuto). A estos tres añadiría uno muy importante, diría que el más decisivo: 4) Carmona quiere dirigentes socialistas de otro talante: hombres y mujeres con una disposición personal más abierta, más simple, cercana a todos, que den prioridad a la búsqueda de soluciones a los problemas de la población, sobre todo de los más débiles.
El nuevo discurso de Montaño, que se ha recibido el mensaje de la ciudadanía y que va a transformar el partido convenientemente, no se lo cree ni ella. El aparato de la debacle sigue siendo el aparato local. Ellos siguen moviendo los hilos de todo lo que se mueve en el PSOE. Los concejales son de la escuela de Peña y compañía. (Creo que incluso los idolatran). La ejecutiva se ha remodelado (que no renovado) con algunos militantes que no pertenecían al aparato, que parece que han pensado que “si no puedes con el enemigo, únete a él”, y que no van a tener ni capacidad ni oportunidad de cambiar nada (de nada) desde dentro (salvo a ellos mismos). Si quienes dirigen son los mismos. Si quienes dan la cara son programados por los mismos. Si se abre las puertas selectivamente y se deja fuera a quienes propugnaban (y propugnan) un cambio real y profundo de la agrupación socialista. Entonces, ¿qué ha cambiado?
El cambio del socialismo local está lejos. Hoy es todo igual que ayer y que anteayer. Y mañana será todo igual que hoy, y que ayer, y que anteayer. Los intereses personales nunca pueden estar por encima de los intereses del Partido. Es un principio inexcusable de una sana convivencia. En el PSOE de Carmona se incumple esta norma fundamental. Los responsables de la DEBACLE ELECTORAL que no dimiten (Montaño) y quienes lo hacen pero como paso atrás para cuando la tormenta amaine volver a la carga (Peña, Balboa y Ortiz) están incumpliendo ese principio fundamental del grupo.
Y la militancia que se hace (irreflexiva o intencionadamente) palmera se convierte en corresponsable de los desatinos de “las cabezas sagradas” que han ido hundiendo la reputación política del PSOE en nuestra ciudad. La honestidad política reclama transformación o éxodo. Quienes son ignorantes deben aprender. Quienes pretenden medrar, lejos de cualesquier escrúpulo moral y compromiso ideológico acorde con el socialismo, deben abandonar el partido.
Está claro que Carmona va a seguir reclamando el cambio en la dirección del PSOE porque estas aparentes reformas no son más que componendas que intentan evitar que llegue lo que todos sabemos que ha de llegar: el reconocimiento militante a “héroes de Salamina” (las personas que se enfrentan a la vida con actitud decente: con honestidad, justicia, dignidad y modestia) para que encabecen la necesaria y real renovación del PSOE local.

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