4.9.03

Otro Septiembre.

Otro septiembre. La Carmona de la alegre devoción, de bombo, palmas y cante inauguró mes. Y es que septiembre hace evidente una de las muchas contradicciones sociales que se dan en nuestra sociedad local: el comunismo cristiano. Comunismo y cristianismo se dan la mano. Marx y la Virgen de Gracia se hacen amigos. Novena junto a Perestroika sevillana. Moñitos de la Virgen y hoces y martillos del proletariado.
Miles de carmonenses, que hace poco más de dos meses defendieron el comunismo en las urnas, ahora, en septiembre, se convierten en interminable fila que acude al besamanos de la Virgen de Gracia. En septiembre, los votantes carmonenses de la formación de Valderas y Llamazares participan de lleno en las fiestas religiosas en honor a nuestra Patrona. Ahora más que en ninguna otra época la Patrona es de todos y todas. Señores y parias.

Y mientras Carmona canta junto a la ermita, España, con la espalda aun dolorida por el sol del verano, animada porque la pelota vuleve a rodar y el Madrid gana con un gol de su megaestrella inglesa, y a punto de decirle hola a los Alcantara, se entera de que a Rajoy le ha tocado la "loteria del primitivo Aznar": ha sido el elegido. (Aznar quiere dejarlo todo atado y bien atado). Qué podría decir yo de Rajoy. Que lo ha elegido el Presidente porque es quien mejor se deja teledirigir. Que es un lobo con piel de cordero con el que el PP va a recuperar votos por el centro. Que miente muy bien (por algo le llaman el Señor de los Hilillos por sus explicaciones irreales en el caso del Prestige). Que será alejado del Gobierno para que pueda realizar una campaña sin desgaste.

De nuevo en carmona, para el PSOE septiembre significa el verdadero inicio de su primera temporada en la tercera división política. Cuanto antes el partido de Pablo Iglesias ha de resteñar las heridas que les hizo las urnas. ¿Les servirá de medicina "la tercera vía"?. Se escuchan voces que propugnan la salida por la calle de enmedio. Crear una fuerza renovadora aglutinadora que supere el sangriento enfrentamiento entre las dos facciones en las que se dividió el partido: oficialistas y críticos. Una fuerza formada por una militancia que se sienta vacía de historial (por muchos años que lleven en el partido). Los "antiguos" han de ser conscientes de que el partido es de todos. Los críticos han de tolerar la presencia de compañeros reciclados. La tercera vía significaría huir de las taxionomías, los filtros y las familias (tránsfugas como los de Madrid podrían aparecer en Carmona). El PSOE se desangra y, para muchos, esta vía es su único torniquete. No bastaría con la introducción de algunos criticos. Hay que debatir un nuevo partido desde la base y constituir una comisión ejecutiva que represente a todos los militantes: sexo, edad, profesión, estudios.

Si la tercera vía no cuaja, el PSOE local está avocado a reproducir las luchas internas que han ido jalonando su historia. No es una mala alternativa. Reafirmo, como hace quince días, que vivimos en un mundo en continuo conflicto en el que las luchas por el poder han evolucionado al ser humano. Desde esta perspectiva, deberían ser admirados, deseados y envidiados los enfrentamientos socialistas. Sin embargo, el electorado español vive engañado con la idea positova del consenso servil creada por la derecha: que Aznar nos lleva a la guerra, ni una sola voz crítica en el seno del PP. Que Aznar elige como sucesor a Rajoy, ni una sola voz crítica en el seno del PP. Esta concepción borreguil, servil y pasiva de la política está trascendiendo desde la militancia popular a la población española en general: y llega a Carmona. Por eso el dinamismo de un partido es mal cartel electoral.

Nos engañan. Me alegro de que en el PSOE en general y, en concreto, en Carmona siga habiendo hombres y mujeres que se atrevan a luchar por lo que consideran más justo. Esa es la razón de ser socialista: contribuir a transformar la realidad en beneficio de la clase trabajadora. De todas formas, ojo con los aprovechados que se suman a luchas ideológicas ajenas con la unica intención de cambiar su propia realidad particular. Conozco a muchos.

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