21.3.03

La militancia infinita.

Se acercan otras elecciones municipales. Y el electorado entiende que los partidos locales están siendo liderados por elites apoyadas por una escasa militancia vacía de cualquier otro contenido que no sea la búsqueda de su logro personal. Y que por esta militancia vegetal, inerte, esos partidos han dejado de ser, si lo han sido alguna vez, vertebradores de los verdaderos intereses colectivos de la población. El alto porcentaje de la abstención en las municipales carmonenses de este año ratificará mis palabras.

Los ciudadanos no podemos olvidar que las decisiones tomadas por los “políticos” del poder, empezando por el poder municipal, afectan muy directamente a nuestra vida particular. La participación de la ciudadanía en el sistema electoral democrático no debe estar restringida a emitir un voto en las urnas cuando se nos convoque periódicamente. Las calles de Europa así lo atestiguan. Europa entera grita “no a la guerra”. En España, las encuestas anuncian que tres de cada cuatro españoles estaríamos dispuestos a movilizarnos contra la guerra. Estas manifestaciones antibélicas son nuevos mecanismos de intento de participación activa por parte de la ciudadanía en las decisiones acerca de las materias que nos afectan a todos.

Para Carmona propongo un mecanismo permanente, la militancia infinita. Una buena parte del electorado carmonense debe convertirse en militancia. Debe introducirse en las formaciones políticas y hacer vida de militante real, acudiendo a votar el día en el que se decidan asuntos importantes en el seno del partido en cuestión y manteniendo una actitud de permanente fiscalización de todas las acciones de los líderes, líderes que, no olvidemos, son elegidos por la propia militancia. Miles de carmonenses seremos militancia infinita, una militancia saludable, alejada de la atrofia provocada por el clientelismo que padecen gran parte de los actuales afiliados.


Carmona debe alcanzar la democracia interna de los partidos para lograr una completa democracia de su sociedad local. Si la ciudadanía mundial movilizada puede “retener” el comienzo de una guerra mundial (pararla es imposible), ¿por qué no podemos intentar entre todos alcanzar una democracia completa?

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