31.1.09

La crisis es bella, por Manolo Martínez

Con las películas ocurre un poco como los libros, si son buenos, en cada relectura o revisión encuentras algo nuevo, o lo enfocas con otra perspectiva. El río nunca es el mismo, decía Heráclito. Pues eso.

Este fin de semana he vuelto a ver por cuarta o quinta vez la deliciosa película de Roberto Begnini, La vida es bella. Pese a que hay decenas de escenas y paradojas que te revuelven los pespuntes del alma, esta vez se me quedó pillada en la retina y en la incomprensión, una en la que Guido ( Roberto Begnini ), pide ayuda a un médico nazi, con el que tiempo atrás tuvo cierta amistad, porque compartían ambos su afición a las adivinanzas.

Ahora, Guido está prisionero en el mismo campo de concentración en que este médico decide quien esta apto para trabajar o quien debe ser aniquilado. En un principio Guido cree que el médico le va salvar la vida por su antigua amistad. Sin embargo, luego comprueba que la actitud del doctor al llevárselo a su servicio de camarero, era sólo para que Guido le ayudara a resolver una adivinanza para la que no encontraba solución.

La paradoja estalla cuando el médico nazi le ruega encarecidamente a Guido que le ayude a dar con la solución, como si en ello le fuera la vida, sin preocuparse en ningún momento de que la vida de Guido, la de su mujer y la de su hijo, tienen los días contados, salvo que alguien con poder como el doctor, les eche una mano.

Salvando las distancias, aquí no hay nazis, menos mal, no he podido menos que pensar en el paralelismo de esta paradoja, con la que ocurre hoy, cuando los empresarios enriquecidos en años de bonanza y pelotazo , e incluso la banca, igualmente hastiada de ganar dinero, tienen el cinismo de pedir ayuda a papá Estado, mientras despiden empleados como si fueran números sin familias. O le piden a los trabajadores que llegan justo a fin de mes, si es que llegan, que se aprieten el cinturón, que la empresa corre peligro....¿ quién comulga con esta desvergüenza ?. Nos tienen secuestrada la moral. Es bochornoso. Quieren que les ayudemos a mantener sus despilfarros, sus absurdos caprichos, aún a costa de que padres de cincuenta y tantos años se queden en la calle. Para ellos, la crisis es bella. Al cristiano se le amenaza con el infierno, al oriental con un mala reencarnación, con un karma eterno, ¿ y a éstos? ¿ con qué asustamos a este ganado ?
- ¡ Su conciencia le hará los honores...! ( me grita un lector )
- ¡ Será su vejez quien le ponga en su sitio...! (me grita otro...)
- ¡ Anda ya...,( me grita un escéptico)
- Su castigo es no poder dejar de ser ellos mismos ( me sopla el genial Begnini ).

Me quedo con la última.

Texto sacado del blog laportademanolomartinez.blogspot.com

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