19.7.07

Háganlo por mí.

Soy un envidioso tremendo. Siempre he dicho que seré de izquierdas hasta que la economía personal me lo permita.

Llevado por este sentimiento destructivo, quiero que la riqueza de unos pocos de Carmona no continue elevándose exponencialmente. Y para ello hago un llamamiento a todos los especuladores de España y del extranjero: inviertan en el ladrillo carmonero. Especulen, contribuyan a la expulsión del centro histórico de Carmona de las "ratas indigentes" que no pueden "mantener" su casa entre las grandes familias adineradas. Harán un favor a la estética local. Cómo pueden mezclarse casas de 50 millones de pesetas unifamiliares con humildes viviendas autoconstruidas, que se van convirtiendo en multiviviendas multifamiliares al ir los padres con el tiempo cediendo habitaciones para la construcción de la nueva vivienda de los hijos. Qué horror. Las casas palacios de siglos atrás hacen buenas migas con las casas unifamiliares de la gente del taco de hoy, pero con esas viviendas modestas en las que las familias viven hacinadas como inmigrantes...





Señores/as especuladore/as de fuera, Carmona es el nuevo chollo, la gran ganga del ladrillo. Miren el proyecto inicial del PGOU, repasen la historia que nos cargó de murallas, casas palacios y mucha, mucha tontería en el alma colectiva, y contemplen qué estratégica situación geográfica: el aeropuerto a sólo 15 minutos, a tiro de piedra.
Señores constructores e inmobiliarios de fuera, inviertan, inviertan, por favor, y quiten dinero a unos pocos de aquí que están haciéndose de oro a costa de las casas de las familias menos pudientes de Carmona. Que ya no puedo más, que la envidia me corroe, que sus dineros me agobian. Háganlo por mí.

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