Hace una año escribí para una incipiente weblog, que ya murió:
"Las horas vuelan. Los fines de semana tranquilos no se disfrutan. La amenaza del lunes está presente. El domingo, como ahora cuando escribo, es triste por ser la antesala de la nueva semana. Porque la nueva semana significa estrés, trabajo, angustia, pesadez, cansancio. No trabajo en la mina. Mi trabajo es de cuello blanco. Si en lugar de ir a trabajar me concienciara de que voy a echar un rato con unos amigos y a conocer gente, entonces creo que mi semana sería más llevadera y el fin de semana no sería de carreras. El fin de semana de ahora se acaba nada más llegar. Ahora solo me queda ilusionarme con la llegada del que viene. Este si que es el eterno retorno del que hablaba Niestzche, que leches".
¡qué carajote era hace un año!
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