19.3.08

Diario de la Semana de Serrano: Martes Santo

Por no ser más desaborido ("esaborío") de la cuenta, accedí a acercarme con la parienta hasta la Plaza de San Fernando. Qué frío.

Esta cofradía es rojilla, ¡eh!, rojilla y blanca. ¿Religiosidad roja?, ¡anda ya!.

Hacía años que no me acercaba en cuerpo (y sin alma, que los ateos no disponemos de ella) a la Semana Santa de Carmona. Hasta el más involucionado de los hechos culturales se desarrolla. Ya hay palquillo y sillas. ¡Esto es la carrera oficial! O como es pequeñita, la podíamos llamar "la diplomatura". Je,je.

El frío en la calle y la (mayoría de la) gente en los bares, haciendo tiempo mientras la procesión atraviesa la prioral de Santa María - y si tenemos prioral, ¿dónde está el prior?-.

Frío. Mucho frío. Y en la espera, cuando escucho de lejos la "marcha real", anuncio de que se acercan los pasos, recuerdo aquellas palabras del pregón de José María Requena:

"Siempre se ha dicho que para pedirle heroísmo a un español, basta y sobra con una bandera española y una banda de música. También puede añadirse que para que ese mismo español se estremezca de cristianismo y de fe, basta y sobra con ponerle una plazuela española cuando un paso de Pasión se alza de pronto en la puerta de una iglesia, entre nubes de incienso y a los compases gloriosos de nuestra españolísima Marcha Real..."

Parafraseando a Ricardo León, novelista del gusto de Requena, de principios del siglo XX, máximo representante de la literatura católica, patriótica y ultraconservadora:

"Nada valdrá contra la Carmona eterna que es decir la cristiana y la española; Cristo es su rey; su capitán Loyola y es el Pueblo de Dios quien la gobierna".

¡Ostias!

1 comentario:

Anónimo dijo...

elegante ironia....................